Cuando escuchemos que «el horno no está para bollos» debemos entender que nos encontramos ante una difícil situación, siendo lo más sensato y prudente no hacer ni decir nada al respecto, puesto que cualquier cosa que hagamos o digamos puede complicar la situación aún más. Por tanto, utilizamos esta frase cuando el ambiente está muy tenso o una persona está molesta o enfadada y no es aconsejable forzar o molestar con peticiones, sugerencias…
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Ejemplos:
– Raúl acaba de discutir con su novia y al llegar al coche comprueba que se lo han rayado. En ese momento lo llama su madre para reprocharle que hoy no ha ido a visitarla. Raúl la interrumpe y le dice: «Mamá, mañana hablamos que no está el horno para bollos».
– Los padres de Alejandra acaban de enterarse de que ella ha suspendido la mitad de sus asignaturas. Pretendía pedirles dinero para ir a comprar algo de ropa, pero prefiere dejarlo para otro momento porque sabe que el horno no está para bollos.
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